La segunda enmienda estadounidense.
La violencia con armas de fuego en Estados Unidos se ha convertido
en un problema de seguridad nacional. Según la base de datos del ¨Mother Jones´
investigation¨(2017), desde el año 2000 hasta el año 2017 han sucedido 60
asesinatos en masa en manos, mayormente, de ciudadanos estadounidenses quienes
en 48 de los 60 casos obtuvieron sus armas de manera legal, haciendo ejercicio
de su derecho como americanos otorgado por la segunda enmienda de la
constitución gringa. El estatuto legal anteriormente mencionado sirvió de artífice
para la muerte de más de 422 personas en suelo americano en los últimos 17 años.
Este tipo de atrocidades ocurren con frecuencia en los estados
donde las leyes de control de armas son menos estrictas, Colorado, Texas y Las
Vegas siendo algunos de los ejemplos más recientes. No obstante, el gobierno
americano parece responder siempre de la misma forma ¨nuestras condolencias y
plegarias están con las familias afectadas, no hay nada que podamos hacer,
nuestras manos están atadas¨. Esta posición aparentemente neutra favorece a las
asociaciones que velan por mantener las leyes en su estado actual, grupos como
la N.R.A quienes dependen de la compra y venta de armas para subsistir
aprovechan cada situación para empujar el paso nuevas de leyes que pondrían armamento
cada vez más potente al alcance del ciudadano promedio.
El argumento principal de estos conglomerados es que bajo la constitución
americana actual el ciudadano tiene derecho a adquirir armas para defensa
propia y que el desvanecimiento de estas normas implicaría un aumento en la
cantidad de personas que morirán a manos de portadores de armas ilegales o no
registradas. Un segundo argumento dice que si el gobierno le quita el poder al
pueblo el ciudadano no podrá defenderse en caso de una invasión extranjera,
ataques terroristas o del mismo gobierno en caso de una guerra civil.
El primer argumento puede ser desmantelado citando el éxito que
tuvo Australia cuando hizo ilegal la adquisición de armas por sus ciudadanos,
tras una sola instancia en que hubo un asesinato masivo. Si bien su mercado
negro aún mantiene la venta de armas de fuego, el precio de las mismas se
disparó exponencialmente, al punto de quienes pueden adquirirlas son personas
de alto nivel económico. Aquellas personas con dinero suficiente para adquirir
un arma, probablemente nunca tendrán la necesidad de hacerlo.
El segundo argumento muere cuando analizamos la posibilidad de que
una potencia extranjera pueda invadir la fuerza militar número uno del mundo,
cuando observamos las 422 personas asesinadas en ataques terroristas desde el
año 2000 en suelo americano y en manos de residentes americanos que no pudieron
defenderse a pesar de ser propietarios de armas o no y cuando vemos la última
ocurrencia en que el pueblo americano se levantó en armas contra su gobierno.
Para finalizar, debemos admitir que algo queda muy claro en la
mente de los americanos y aquellos que vemos estos ataques suceder desde fuera.
Algo debe cambiar para que este tipo de ataques dejen de suceder o al menos
reducir la frecuencia en que suceden. Ningún civil americano necesita un rifle automático
en sus hogares, el propósito de estos no es cazar, competir o practicar tiro al
blanco, su propósito es simplemente matar personas.
Eduardo Merán
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